SEMBRANDO CUARZOS
El cuarzo es un mineral compuesto básicamente de dióxido de Silicio y es el más común dentro de la corteza terrestre. Desde la antigüedad ha sido utilizado de múltiples formas y se le han atribuido cualidades mágicas y sanadoras. Aún hoy, es muy reconocido por sus características piezoeléctricas que le permiten reaccionar mecánicamente cuando se le somete a cierto voltaje principalmente como amplificador. No sólo su belleza nos cautiva, sino su misterio y magnetismo que le hace ser la piedra mística por excelencia para la sanación en general.
Desde hace unos años, he cogido la costumbre de sembrar cuarzos no sólo durante mis viajes, sino aquí, en Cali, la ciudad donde vivo. Recuerdo que todo comenzó cuando dos amigos y yo, decidimos mensualmente salir a las montañas, a los ríos y/o parques, con la intención de alejarnos del bullicio de la ciudad, respirar aire puro y meditar en el silencio de la naturaleza. Empezamos y con el tiempo, nuestras salidas mensuales se fueron transformando hacia trabajo de sanación no sólo por nosotros sino por nuestra ciudad, mientras caminábamos. Cada mes recibíamos guía de cuáles serían los sectores de la ciudad visitar y realizábamos tareas como: regar agua energizada con cristales y mantras, sembrar raíces de mandrágora, cantar mantras, rezar, y por supuesto, sembrar cuarzos.
Vivimos de todo: desde aguaceros que cayeron de la nada dejándonos totalmente empapados hasta robo de nuestras pertenecías con posterior negociación con el ladrón que terminaba llevándose lo de menos valor. Pero lo más grande es que veíamos como el ambiente se calmaba, como la ciudad iba despertando hacia proyectos nuevos y principalmente que sus habitantes dejáramos de ser tan indiferentes ante la elección de los líderes políticos de turno. Debido a ello, cogí la costumbre de sembrar cuarzos de cuando en cuando, a veces con intenciones personales, a veces con intenciones globales, pero siempre con la certeza profunda de que la tierra nutriría esa intención y se amplificaría energéticamente. Y claro, el sentimiento de retornarle a la tierra algo que salió de ella, también es muy reconfortante.
He sembrado cuarzos en diferentes lugares de mi país, en Egipto a lo largo de los templos del Nilo (por petición de una gran amiga y Maestra), durante el Camino de Santiago y ahora le corresponde a la Via Francigena. Llevo conmigo los cuarzos cargados con intención de luz de las personas de mis grupos de estudio (alrededor de 50), para ser sembrados bajo su previa instrucción. Es un símbolo de sembrar luz en la tierra para que a través del cuarzo sea amplificada hacia todo el planeta.
Puedo parecer muy romántica o tal vez ilusa con este propósito. Pero creo firmemente que la energía sigue el pensamiento. Y si es lo suficientemente fuerte, esa energía se manifiesta inevitablemente en el plano físico. Algo de ello habla la física cuántica. Te invito también que siembres con nosotros cuarzos, en tu jardín, en un parque, en un río, donde lo sientas. Únete a nosotros y a miles de personas en el planeta que creemos firmemente en que podemos sembrar y amplificar la luz aquí en la Tierra.
Buen Camino.
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