Los Catalizadores del Cambio y la Serendipia
Se le llama catalizador a toda sustancia que, en pequeña cantidad acelera una reacción química. O, a nivel metafórico, a una situación o persona que estimula el desarrollo de un proceso.
A nivel biológico, por ejemplo, tenemos las enzimas. A nivel digestivo, favorecen la descomposición del alimento para que el cuerpo pueda nutrirse de los componentes. A nivel circulatorio hay enzimas que favorecen la coagulación de la sangre. Y así, varios ejemplos.
Entonces, un catalizador del cambio, es una persona o acontecimiento que acelera el proceso de cambio que deseas en tu vida.
Pero al contrario de las enzimas de nuestro cuerpo, somos nosotros como humanidad y a nivel individual que vamos creando inconscientemente (muy raras veces conscientemente) estos catalizadores del cambio.
UN BICHITO COMO CATALIZADOR
Por ejemplo, sin ir muy lejos en el tiempo. Hasta el 2019, cada vez eran más personas las que deseaban evitar el tráfico para ir al trabajo. Recuerdo que me decían: “Ale, qué rico que trabajas en casa, no sabes el estrés del tráfico en las horas pico” o “Ale, que no daría yo por trabajar desde casa”.
Y la única solución para lograrlo. en esa época, era que montaran su propio negocio pues la sola idea de que una empresa aceptara el teletrabajo, así fuera a tiempo parcial, sonaba imposible.
Pero ese deseo estaba ahí. En “crescendo”. Y a nivel mundial.
Hasta que un día apareció un bichito microscópico que nos mandó a todos a casa. Da igual las creencias que tengas con respecto a su origen o su veracidad. El colectivo humano decidió creerlo y así nació el teletrabajo. Al punto, que las empresas que hoy en día no ofrecen esa posibilidad, corren el riesgo de no ser atractivas para sus empleados.
Los antiguos egipcios decían que una cosa creada debe ser multifuncional. Por ejemplo, las pirámides tenían más de una única función. Y lo mismo sucedió en el 2020. No sólo se cumplió el deseo de muchos, de trabajar desde casa. Se cumplió el deseo de otros de por fin darles una solución a sus problemas de pareja o el de tomarse una pausa para reflexionar sobre su vida, cerrar ese negocio que ya no estaba siendo rentable y así, muchos más ejemplos.
Jamás habríamos imaginado que un bichito iba a ser el catalizador del cambio para que se crearan nuevas estructuras empresariales, entre ellas el teletrabajo.
LA PUERTA A LA SERENDIPIA
Pero después del catalizador, después del cambio, llega la serendipia.
Serendipia significa un hallazgo valioso que se produce de manera casual o accidental.
Muchos descubrimientos son producto de la serendipia. Colón quería encontrar una nueva ruta a las Indias y terminó «descubriendo» a América. O por ejemplo, Fleming que al irse de vacaciones, dejó olvidada una placa con cultivo bacteriano. Al regresar, se dió cuenta que había crecido un hongo que se estaba comiendo esas bacterias. Y ahí descubrió la penicilina.
Me imagino que habrás escuchado varias historias de personas que a raíz de las consecuencias del bichito experimentaron su propia serendipia: talentos ocultos que hoy son su profesión principal, cambios que llevaron a conocer el amor, pérdidas que llevaron a una mayor libertad de acción, etc.
¿VIENE OTRO CATALIZADOR DE CAMBIO?
Hoy, la mayoría de las personas que llegan a mi consulta, desean dos cosas: 2 meses de no hacer nada sin preocuparse por producir y/o dejar de depender del Instagram o las redes para publicitarse. Están y estamos cansadas de ese algoritmo y de cómo nos obliga a tener que postear y postear y postear. O de tener que pagar para que nuestros propios seguidores nos vean.
¿Generaremos otro catalizador de cambio? No lo sé. Lo que sí sé es que hay mucha expectativa hacia un cambio mundial. Con todo lo que se postea del nuevo orden, la ascensión, la nueva humanidad, Plutón en Acuario y demás, la expectativa de un gran cambio está ahí y eso suma.
Lo mismo nos sucede a nivel individual. Deseamos tanto algo, que sucede algo que nos cumple el deseo, sólo que no de la manera que queríamos. Claro, creemos que podemos controlarlo todo.
Recuerda que la situación catalizadora, a lo egipcio, debe cumplir más de una función. Y cuando dejamos de controlar el cambio y aceptamos que venga como nuestra alma (que es más sabia que nuestro ego) de verdad lo desea, le abrimos la puerta a la serendipia.
Es decir, si controlamos la serendipia, deja de ser serendipia.
Si vas al astrólogo para que te diga qué te va a pasar o te diga cuándo hacer o no hacer, estás, no solo delegando tu poder de creación a alguien que no te conoce, sino que estás controlando el cambio que deseas de manera ansiosa y eso lo que hace es bloquearlo más. Es decir, ni cambio, ni serendipia.
Si, por el contrario, vas donde el astrólogo para que te explique el para qué de tu situación actual o para que valide algo que vienes presintiendo, pero no te lo crees, te puede servir de base terapéutica y de autoconocimiento para permitir que la vida fluya, aceptes el cambio y le abras la puerta a la serendipia con acciones coherentes a tu verdadero ser. Sin control, en confianza.
Doy el ejemplo del astrólogo, pero también puede ser el tarotista, el sanador, el canalizador, el psicólogo, tu mejor amig@, etc. Ese ser que crees que sabe más que tú.
Resumiendo, nuestro mayor poder es el ser creadores. Y si bien te dicen que puedes crear lo que quieras, la clave está en la alineación de tu corazón con tu mente.
Es decir, de nada sirve que repitas 21 decretos durante 21 días para tener más clientes, si tu corazón lo que desea realmente es un descanso. Más bien repite durante esos mismos 21 días decretos que te permitan ese descanso. Seguro que lo catalizas y vives tu serendipia.
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