MÁS FÁCIL DE LO ESPERADO
Cada camino trae sus enseñanzas y aún continúo en proceso de asimilarlas. Una de las enseñanzas más importantes la recibí como conclusión del día, cuando llegué a mi destino antes de lo planeado. Justo para ese día me había preparado mental y logísticamente, pues sabía que la mayor parte del camino era subiendo y que no iba a encontrar ni tiendas ni bares dónde poder descansar. Empecé temprano, pues sabía que la temperatura iba a subir hasta más de 35°C, llevé conmigo provisión de agua y comida suficiente. Durante el trayecto comenzó mi mente a divagar en libertad, como siempre lo hace cada que peregrino.
Aunque no recuerdo bien la cadena completa de pensamientos, sí recuerdo que el tema era los obstáculos e interrupciones cuando se quiere emprender algo. Tenía muy claro desde varios años atrás, que la lucha constante por conseguir algo era una creencia que debía transformar y creí que así lo había hecho. La mentalidad de “hay que luchar por lo que se quiere” o “sin esfuerzo no hay gloria” son creencias muy culturales no sólo en Colombia sino en Latinoamérica y transformarlo se convierte en una “lucha” pues además existe la creencia que sólo tiene un verdadero valor si te ha costado lograrlo. Lo trabajé en el pasado y lo logré, pues logré “trabajar menos y ganar más”.
Pero como cada vez se descubren más capas y las creencias tienen diferentes matices, descubrí que, aunque estoy convencida de que no hay necesidad de luchar, una parte de mí sigue esperando la lucha y por lo tanto creándola.
Y lo descubrí ese día en el camino. Toda la preparación que tuve la tarde anterior, fue precisamente una preparación para afrontar los posible obstáculos. Como estoy convencida de mi fuerza y de mi poder personal, pues también estoy muy convencida de poder sobrepasar cualquier obstáculo pues mi espíritu de lucha es imbatíble. Y ahí radica el problema. Tanto convencimiento lo que hace es que empiece a crear yo misma esos obstáculos para que mi espíritu batallador pueda salir a flote y seguir reafirmando esta creencia.
Afortunadamente el camino te muestra lo que ya no necesitas. Y ese día llegué antes de lo esperado. Por supuesto requirió esfuerzo físico pero no más de lo experimentado en días anteriores y me sobró agua y no tuve necesidad de comer de lo que había preparado. Cuando llegué y verifiqué que efectivamente había llegado al destino de ese día, simplemente pensé: “fué más fácil de lo esperado”. Y con esa frase me quedé y empecé a meditar sobre ella. Y mi conclusión fue que así como mi convencimiento de poder asumir y sobrepasar cualquier obstáculo, genera situaciones donde sobrepase obstáculos, también el pensamiento de “más fácil de lo esperado” va a generar situaciones donde así lo sienta.
Y si bien el espíritu de lucha me empoderó y me sirvió en el pasado cuando decidí caminar mi vida a mi manera, ahora no es necesario. Ya llegué al puerto de mi Ser y ese espíritu de lucha del cual me sentía orgullosa ahora es el obstáculo.
Así que hoy, en Luna Llena empezaré con la instalación de una nueva creencia y en el solsticio de verano, el próximo viernes, la pondré en funcionamiento. Un nuevo camino me espera a partir de este miércoles en las montañas austríacas, un nuevo reto que desde ya se ve más fácil de lo esperado.
Celebremos juntos hoy la luna llena, celebremos el día más largo del año el próximo viernes y comprobemos juntos que la vida es para vivirla en belleza, alegría, entusiasmo y curiosidad. Y que nos ofrece todo para lograr nuestros objetivos de manera fácil, retante y divertida.
Así es y está hecho.
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